martes, 28 de septiembre de 2010

Julius Fucik luchó con alegría y contra la muerte

“He vivido por la alegría. Por la alegría he ido al combate y por la alegría muero. Que la tristeza no sea nunca unida a mi nombre." Julius Fucik.

Un muchacho grande, robusto, de aspecto deportivo, con unos destellos luminosos en sus ojos indagadores y en la boca una sonrisa franca. Rostro que destila optimismo, confianza y una contagiosa sensación de juventud son los rasgos que nos representan las fotografía de Julius Fucik. Impresionante ser humano, militante comunista y periodista revolucionario que fue ejecutado en Berlín el 8 de Septiembre de 1943

Periodista checo, de origen judío, Julius Fucik fue redactor de Rudé Právo y de Tvorba de Checoslovatia, apresado y condenado por un tribunal nazi en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Fue conocido como un hombre alegre, de un alto espíritu creador y de una férrea disciplina y convicción. Según  Ladislav Stoll amigo de Fucik,  “nunca jugaba al papel de un espíritu encerrado en sí mismo: estaba pletórico de alegría de vitalidad positiva, de una actividad creadora y despierta…. Amaba la vida como un niño y despreciaba la muerte como un hombre”

Impulsó una intensa actividad revolucionaria, sus escritos constituyeron impresionante armas de ataque, herramientas de liberación y en los que dejó plasmado sus pensamientos, sueños y esperanzas de destruir al capitalismo y construir una nueva sociedad. Es así que en sus innumerables viajes a Unión Soviética logró realizar varios reportajes sobre  las impresiones que alcanzó y por las que realizó los libros “En el País donde nuestro mañana ya significa ayer” (1930) y “En el país bien querido” (1934)

Impulsó un intenso estudio crítico de la literatura checa, pretendió indagar la rica historia para poner de relieve el legado democrático y el espíritu popular de los escritores de su país. Construyó una serie de documentos, que por las circunstancias de represión quedaron  truncados,  tituló “Los olvidados y los obligados a callar”. Libro en el que deja sentado las bases de una nueva crítica que recogía en nombre de los sectores revolucionarios, los aportes más valiosos del pasado nacional y que levantaba una de las premisas fundamentales de la estética marxista, que es el de afirmar la necesidad el valor de una obra basándose, sobre todo, en su contenido popular.

Su obra más relevante es el “Reportaje al pie del patíbulo”, documento en el que denuncia todas los crímenes de lesa humanidad y torturas dentro de los campos de concentración donde la Gestapo ejecutaba por órdenes del gran Fuhrer. En el libro se presenta el valor y  heroísmo, el coraje de este gran periodista se manifestó a pesar de las torturas inimaginables para la mente humana.

El 25 de agosto de 1943 es condenado al fusilamiento y en el juicio declara ante los tribunales nazis: “Sé que seré condenado y que mi vida llega a su fin, pero también sé que hice lo que pude por nuestra victoria. Estoy seguro de que seremos los vencedores: Nosotros moriremos pero otros vendrán a continuar nuestra obra”.

La vida de Julios Fucik ratifica leal y ardientemente sus convicciones, hasta constituirse en un ejemplo insoslayable para los revolucionarios de hoy. Su alta convicción y su entrega al combate contra el fascismo fueron principios recogidos por las organizaciones internacionales de periodistas y las mismas que declararon el día de su ejecución -el 8 de Septiembre- como el día de los hombres y mujeres de prensa en el mundo.