domingo, 7 de febrero de 2010

La propaganda de Correa, una aguja contra los pueblos


Publicado en el semanario En Marcha

Según una encuesta realizada por CEDATOS a principios de año, entre las razones por las que Rafael Correa ha disminuido su popularidad se encuentran: la actitud prepotente y autoritaria del Presidente, el irrespeto a las leyes y a la Constitución, el avance de la crisis económica, el incremento de la corrupción, el avance de la delincuencia, la publicidad desmedida, el despilfarro del presupuesto, etc.

Uno de los motivos que destaca es el aumento del rechazo a la propaganda que realiza el gobierno; alrededor del 61% de la población se encuentra en contra de las cadenas del gobierno y el 700% está en desacuerdo con la forma de intensidad de la publicidad que realiza el régimen.

Es claro que el gobierno desde el principio de su gestión ha impulsado grandes campañas de publicidad para afianzar su popularidad y dominio ante los ecuatorianos. Según Vinicio Alvarado -secretario de comunicación- la “estrategia publicitaria se divide en tres piezas: 1. los comerciales de televisión para informar qué hace el gobierno con la plata del pueblo, en los cuales no aparece Correa; 2. Los comerciales de contenido emocional que buscan conseguir cambios de conducta, en los que sí aparece la imagen de Correa; y, 3. La información sobre la visión del gobierno, que incluye las cadenas, los enlaces radiales sabatinos, el periódico El Ciudadano y la página web”.

Para cumplir con los propósitos planteados por Alvarado se ha invertido una alta suma de dinero. Se calcula que alrededor de 17 millones de dólares sirvieron para la publicidad y la propaganda en el año pasado, convirtiéndose el gobierno en uno de los 15 mayores anunciantes de televisión y sobrepasando a los monopolios de la telecomunicación como Porta y Movistar. En los últimos 11 meses el Régimen pautó 712 horas de publicidad en la Televisión y en el 2009 se han difundido por lo menos dos cadenas nacionales por semana, sumando a ello los enlaces sabatino que el primer mandatario impulsa como una supuesta tarima de rendición de cuentas, pero que en realidad se han convertido en una sala de juzgamiento y calumnia a quienes no apoyan su administración, como lo ha hecho en contra del movimiento indígena, los maestros, los estudiantes y trabajadores.

El régimen apela a una publicidad funcionalista que no pretende que las personas puedan reflexionar sobre el contenido de las publicaciones, sino que solamente respondan ante el estímulo y así conseguir una determinada respuesta, siguiendo el principio funcionalista de “la aguja hipodérmica”.

La campaña impulsada por el gobierno es asfixiante, en ella se repite incansablemente determinados conceptos asociados con “el nacionalismo”, la “revolución ciudadana”, el mesianismo de Correa y la confrontación contra los sectores populares. Sin embargo se está llegando a la saturación de los mensajes, es decir que al contrario de lo que esa publicidad busca, el cansancio se va transformando en rechazo.

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